En todo espacio y proceso de crianza de un niño/a se espera un gran trabajo en equipo; en el cual se consideren roles complementarios entre los adultos a cargo.
Estos roles se construyen y propician a partir de acuerdos, desacuerdos, características personales y circunstancias familiares; para que los niños/as se desarrollen y críen en un ambiente rico de experiencias y aprendizajes. Con el paso de los años, la concepción de familia y participación de los papás dentro de la misma ha cambiado; pues éstas han disminuido de tamaño, han aumentado los hogares unipersonales (solo una madre, solo un padre a cargo) y las mujeres nos hemos incorporado en el trabajo remunerado. Y a su vez, los hombres, se han involucrado gradualmente en el proceso de paternidad y en las tareas domésticas. Estos procesos familiares y la diversidad de formas familiares, producen variados contextos para el ejercicio de la paternidad.
En este contexto, los niños/as crecen, se desarrollan, demandan, muestran su carácter, aprenden, hacen gracias. Nosotros buscamos ser “buenos padres” y “probamos”, porque como dice el dicho, “a nadie se le enseña cómo ser padres”. Y en este camino lleno de alegrías e inquietudes aparece un nuevo desafío; conquistar “El colegio/La escuela”. Preguntas tales como ¿Qué ofrece el colegio?, ¿Cuáles son sus objetivos?, ¿Será este el mejor colegio, para las características de mi hijo/a?, ¿Podemos costearlo?, ¿Hay proceso de admisión?, ¿El colegio queda cerca de la casa?, ¿Con qué profesionales cuenta?, ¿Cómo se sentirá el niño/a en este lugar? Etc. son preguntas frecuentes de oír y no tan simples de responder.
Ubicados en este espacio educativo se atribuye a la mamá, las principales labores asociadas como compañía, nutrición, consuelo, apoyo en las tareas escolares, asistencia a reuniones de apoderados, entre muchas otras actividades y el padre quedó por mucho tiempo en el rol de proveedor económico de la familia. Sin embargo, se espera que hoy en día, el rol del padre sea de “proveedor afectivo” para sus hijos/as. Entonces, cumpliendo con el derecho de niñas y niños de ser cuidados por sus padres, los hombres están tomando el desafío de poner el máximo empeño en cumplir con lo que respecta a la crianza y el desarrollo de sus hijos/as.
Numerosas investigaciones apuntan a que la participación activa del papá en la crianza constituye un beneficio para la calidad de vida de niñas y niños, pues se desarrollan mejor en diversas áreas, tales como: salud física y mental, motivación al estudio, rendimiento escolar, desarrollo cognitivo y habilidades sociales, mayor autoestima, menos problemas de conducta, mayor tolerancia al estrés, creencias sexuales menos estereotipadas y mayor capacidad de autocontrol, entre otras.
Y a su vez, los hombres involucrados en su paternidad, presentan en promedio mejores indicadores de salud, tienen mayor probabilidad de estar satisfechos con sus vidas, de vivir más, de enfermar menos, de consumir menos alcohol y drogas, de experimentar menos estrés, de accidentarse menos y tener una mayor participación en la comunidad. Y para las madres esta presencia activa y responsable del padre, también es positiva pues se sienten con menos sobrecarga en las tareas de cuidado y domésticas, e incrementan su salud física y mental. Bajo este contexto, te has detenido a mirar ¿Cómo te involucras en el espacio educativo? o si como madre ¿Facilitas la participación del padre de tus hijos, en los procesos de enseñanza?
Los papás que participan desde “el origen” en el proceso de crianza de sus hijos/as jugando y participando en su educación, propician conductas exploratorias novedosas y seguras; y enriquecen las actividades cotidianas y rutinarias de sus niños/as. De esta manera, los niños/as al ingresar al sistema educativo escolar formal, son capaces de socializar de manera más autónoma y por tanto son niños/as que destacan por sí mismos, se incentivan en la resolución de problemas, agudizan su capacidad de análisis, desarrollan curiosidad por su entorno y mejoran sustancialmente su capacidad de adaptación.
De esta forma no es cualquier tipo de participación la que se espera de la madre y del padre, pues se busca que sean aliados de los profesores para que en conjunto puedan generar aprendizajes significativos para los niños/as que reconozcan sus particularidades. De esta manera se busca que se priorice la calidad de los aprendizajes de los niños/as y también que se ponga en ejercicio, el derecho a la educación que los padres tienen en relación con sus hijos/as.
Entonces papás, ¡conquistemos los espacios educativos! Ser activo y propositivo papá, es tu derecho y ejerciéndolo “todos ganamos” pues la espontaneidad e intuición paterna consigue profundos logros, gracias a los fuertes vínculos afectivos entre tú y tus hijos/as.
Fuente: http://www.crececontigo.gob.cl/columna/los-papas-en-la-conquista-del-espacio-educativo/